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Volaban riéndose las paredes que la tenían claro las ballenas pasaban como pececitos los caballos esperaban su caricia de mariposa los escalones trotaban nerviosos la cortina se abrió apenas se emocionó la noche y sintió algo en medio de la sedosa presencia de un instante la luna buscaba como perdida y arañaba el suelo todo estaba en el aire silenciosamente del ropero volaban besos y perfumes,

la sexta puerta tenía su belleza que escupía a las nubes, era casi sagrada su sonrisa yo me emocioné sentí su hombro la tomé de la mano hasta la imprenta y así fuimos y vamos por un camino de almíbar entre las rocas la noche que se da cuenta del loco amor que vaga, se va su fragacia como la luna que escupía las luces el suelo entraba en el feo silencio de su furia amarga sin rumor sin conversaciones y entró en esa enorme sombra de un oscuro fugaz nada que vuelve hacia la calle.