El deseo de escribir trepa como un caballo olvidado por sus caricias secas en un carro de supermercado, son las tantas de la muerte dando vueltas por las calles en los pisos en sus conservas, acomodada la oscuridad besa su nariz recostada en ese instante que no se planea ni se repite, ella duerme con sus cuentos respira con su corazón que anda por el aire tocando casi todo el aire que parece un gatito blanco y no dice nada al verme y así descansa como una caricia olvidada en un collar entre tantos olvidados distintos artefactos de teatro. Se estira el glandular molar su comedor en el deseo con el tiempo que viaja en su cama en el sentido de rozar y siente que duerme y sabe que duerme y sueña que esta cerca, siente la oscuridad respirar siente en la oscuridad sus labios que se mueven como trapos mojados siente que se hunde en su piel arrastrado por su caderas que penetran desde una silla y acaricia su nada y saludan los gusanos con sus manos estiran su vestido hasta nacer algún otro día en otro extraordinario inexplicable aroma.
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