Es así lo que mide el aire nuestra existencia, esta bien su duración de locura, su sombra cómica, su embriaguez inquieta, su incomprensible obra, el destino esta bien su antología personal su papel y el tiempo su teatro midiendo la muerte demorada en los espejos, esta bien la sustancia de existir en la infinita delicia de una caricia de una red que se acerca en otra carne que era de otra esencia antes de esta combinación sexual en algún sofá de la memoria entre las sombras entre las callejuelas entre los dormitorios que nos buscan en la espera que abarca el universo y el silbido escondido de la soledad. Algo anormal divino fue y esta bien, viva la memoria y sus afectos que sonrientes cruzan el espacio y preparan la mañana de Montevideo por los minutos de los sueños que flotan en la tenue luz de un rostro que cruza en otra dimensión y todo es parte del roto nylon de otro cielo que las manos del ángel de la ciudad al verla venir en el planeta que sea, dejan caer sobre su espalda de deslumbrante miel.
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