Arturo y la sirena

Por usted sube y baja la luz de la pasión y la oscuridad en esta risa de crema de soñarle de entrada y no poder verle ahora, igual me quedo con sus manos observadas todo el viaje con arrabasados besos intactos flotando en el tiempo y en alguna curva y su voz de fino cristal y recordar ese buceo que ayer escuche de usted y ahora cruzo la ciudad para escribirle esto que le dije ayer que algo iba a salir y acá dejo algo de ese relato de usted en este despertar que es un sueño esperando las tres y cinco en el banco de la Augusta, en el avión suyo cuando sale del hotel, en los túneles que nos llevan a casa, en cada corta mirada y en el último beso empujado por un auto amarillo con el humo del adiós raspando mi nuca,...su voz contando esa noche debajo de toda la manzana de la tierra y quién le ama escuchando y anotando en la maqueta debajo del cerebro en una mesa de lata este texto y acariciarle la bombona de oxigeno como si fuera lo mejor que se me ocurre ya que pesa un huevo, comprarle lo que quiera en Eroski y volver a Amsterdam un domingo si usted quiere y escuchar con Arturo de pie porque no cierra su traje; imagino sus dedos de pan húmedo no poder llegar al diente de metal que no quiere encajar y cerrar su cremallera que toma el aliento con arena en los temporizadores y en el orto, creo que así fue que dijo o en los relojes; ahora está pronto para el agua pero han caído las gafas; están filmando los marcianos, Sardá y National Geographic, otra vez esta Arturo, ahora arrodillado con ojos de amatista y muestra CNN en español que mira la nada del agua buscando la escafandra con los relojes llenos de ojos de los agentes de arena sin luz de emergencia ni croquetas de queso que pasan como una estrella fugaz y todos con los ojos llenos de gafas que por la prisa se nota en sus ojos que buscan otros cierres y cremalleras y salmones entre otras rodillas y cristales pero no pasa fanta, todo esta en calma, la mer, la nuit, las cuevas, la reserva, la espalda y las agujetas dan vueltas ahora a Arturo con su traje que no cierra y esta lleno de castillos de arena; entonces desde una linea en el espacio sale una sirena del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat quedando todo pronto para servir al cabo de 35 olas más de interminables risas con arena que comienzan a poner fin a esa noche breve rebozada que escribe esto que precisamente no sale bien.