Croqui kiosco

Todo esto que me presta el aire helado conseguido en el prolongado edificio de este arte de vivir encara esto cierra los ojos el 468 saca dedos de un agitado instante y el hombro comienza a ver lo que escribe una sonrisa compartida con nadie aprovechando el lamer de la memoria su espectáculo. La pasta del corazón su run rún maravilloso e idiota lleno de ojos de elefante, su olor a jengibre, su dureza de fervorosa duda, ha vuelto el tiempo con su paquete de miserables abogados que esperan en el aire como aburridos de las arenas movedizas del extraño encanto y sus siete caras de naranja y limón, todo esto consigue cocinar algo en la gran fiesta de la importante cantidad de abrazos que provocan una sonrisa, no vive más no significa nada lo único ya todo esta en el multimillonario olvido en otra mansión y con otra categoría de condolencia y con otro colador imaginario, confío en que sea lo suficientemente hábil para el papel en la película del nuevo bijou con sus muelas podridas y los nabos a punto del nuevo cerebro de otro corredor de breve ajo triturado, no huele el amor no aguanta la mirada no tiene una belleza irresistible el nuevo croqui de metástasis no ve igual la expresión de la realidad del tiempo en que colecciono algunas cosas, baila apagada la mujer rica su resplandeciente color a oficina, gustosamente ríe y deambula la foto todavía por algún kiosco, los jazmines la ven pasar la cruzan con éxito siempre y esperan ansiosamente con una emoción reservada cada vez.