Thursday, May 15, 2008
ADN
Como un dolor de cabeza que se despeja sin pechos ni en miniaturas de pescado, sin mudarnos de vos, sin dejarte de cuidar aunque no vengas con tu madre y tu abuela y tu padre y tu hermana, igual te guardaré frutillas cada noche, cada turno de este juego de la suerte que te guarda el ADN, te baja los pantalones, el juego de ping-pong te lo roba, te acomoda los ceros en el cajón de las despedidas, traslada los grifos de engrudo de los labios que buscan ansiosamente otros labios, desactivando las alarmas caretas llenas de idiotas, chupa duraznos hasta el carozo pelado que pincha un cajoncito de duraznos que se quitan las lagañas de la vida con sus gañotas que sienten que llegan a Montevideo, que se toman el 538 para la playa de los ingleses para tomar mate con los duraznos que pinchan pescados en miniaturas de vos.
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