Sunday, February 24, 2008
RÚCULA
Querido Padre Marcel, sigo escuchando sus plegarias entre el murmullo de las soledades que rezan entre los cortinados de las nubes, entre los soutienes nunca vistos de la distancia, entre los fieles artefactos que eyaculan sin duda pensando en la multitud que entra agazapada al palacio y crea el universo en cada explosión de mamaderas y frases breves y es un espectáculo sacar esas gordisimas carcajadas con flema que en silencio te dan terrible sorpresa, te tranquilizan los nervios y te lleva la afeitadora por los años sin poder parar el tiempo, como monaguillos desesperados bajando y rezando desde el cielo cada transformacion de la noche con sus anestesistas, cada encuentro en esa pileta vainilla de las espaldas y sus mantecados que cada mañana lo levantan, lo bañan, le preparan el jugo de naranja y le empiezan a comer la mente como entrando al universo de su piel de rúcula, champigñones y nueces y atendiendo a los fieles que vienen desde lejos para descubrir a ese Dios y de frente se dejan llevar, suben para dejarse masajear, para quedarse sin respiración, totalmente colgado, sin cabeza, sin cuerda quinta y sin rodillas ante la locura extraordinaria de la vida y sus vacios devorados por el creador de lo difícil de explicar que corre como un juguete entre los novios.
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