Miró para un costado y ella como una vagina de la luz de la calle disfrazada de telefonista, el masca una sonrisa llena de amorosas cocinas con juego para niños cuando no sé que escribir en este primer acto que de momento no arranca a escribir lo que piensa.
Las venas no sobran nada para que mis articulacilones puedan escribir algún texto que siente la necesidad de escribir sin necesidad de buscar en algunas miradas que paralizan los dedos y sin embargo sigue la naturaleza esperando un relámpago que saque otros temas, otras confusas reflexiones para deformar este parto, esta puesta en escena entre la nada y el parálisis de las venas con sus luces rojas. En fin, nadie espera algo nuevo, todos son historias ya enyesadas en las felicitaciones por este encuentro con los habitantes de las sombras que llenan mis bolsillos con disimulada droga y me miran como locos nadando entre las sonrisas que esperan nadando en la desviación de ese gesto de almacenamiento de la transformación de las extremidades ocultas de la lengua que busca como continuar este camino rodeado por curiosidades y perversos instintos.
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