Historia de un tenedor

De entrada su mano le parecio de foie
y las risas de las hombres falsas a el
conjunto de silencios con sus manteles y
sus copas para Diciembre, también había
una sensación de mostrar las babas,
cuando le toco la cola debajo del plato sopero
se acordo de la gorda Conchi,
él ya estaba gris en el balde con jabón
estaba aburrido de las cenas de gala y de
los catering y la falta de su amor,
siempre con el lenguaje de la descalificación,
estaba deprimido de cuchillos y cucharas por eso
estaba decidido saltar, como un bailarin armenio,
era cuestión de segundos y aprovecho que el codo de Karen
rozó una de sus cuatro mejillas y esquiándo entre las
piernas saltó agarrado del mantel como una hoja de menta,
pegó dos pasos en puntas de pie entre las sillas y amortiguo el golpe
contra una sandía, desaparecio como una gacela
del espacio aéreo de la cafetera y los vinos tintos
y se quedó debajo de la máquina de helados
con un dedo fracturado y un huevo en un ojo.