Desviándo los flujos de la noche,
su andar de golondrinas,
las ilusiones siguen sus decorados entre
el foulard de las estrellas su cuarto de hora
como el tiempo; con sus asesinos que desde luego
observan en silencio las cabezas carcomidas,
no se puede hacer nada, los tiempos son otros
y de repente los años abren las piernas
las espumas de afeitar con sus amantes
la cara que te busca y
te ve y se pone a leer una revista, te ve cruzar
mira en otra dirección y pone cara de torturador
saca una bolsa de 25 gramos
y la luz de la paranoia saca un primer plano
de las tetas de las vacas.
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