Desde que la ví en los primeros dias de mayo hace noventa años, yo nunca me había visto rodeado por enormes espejos y diminutos,
en los baños, en los ascensores, en el pasillo empapado del tiempo
con las palmeras y las escamas de besos atragantados en las esferas
y fue hace setenta años mas o menos que empezé a llevarme alguno
en el equipaje para esconderme y mirarla en los lugares mas lindos,
no me va a molestar estar cansado, estar muerto, clavado en un bar,
igual entraria en el lago del espejo para buscarla entre los chinos
y los elefantes sumergidos que se desprenden de su piel
y que me miran con otros espejos y se abrazan entre los pedazitos de vidrios.
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