Bon Nasal

No sabía cuantos entraban llegados de los ojos del bosque, ni a que hora vienen esos derrames y gajos amarillos y verdes a pagarme el mes y el agua, ni a volar ni a ver al Barça ni hablar de libros, ellos los residuos tóxicos, los terroristas nasales que alquilan el porsche la terraza y el parrillero de mi nariz y se instalan veranos e inviernos y compran pollo, entrañas, quesos y aretes de coco y la verdad que son como otras madres, otra familia del Ararat inhaladores sin receta médica y cursos de riesgos laborales y de armenio que con el montón de prospectos intentan sacar adelante algo positivo sobre la respiración, la agonía y la alegria que pasa llena de cosas mientras salen los estornudos como niños envueltos en hojas de parra estrellándose contra el televisor y entre tanto sale este texto de entreveros nasales que están activados y dispuestos a que vengan mas de diferentes lugarejos y textiles y aromas de fotos de casamientos que son propiedades nasales y que quedan algunos recuerdos en cajas de zapatos, casi siempre charlando de música y de deseos realizados entre breves susurros que hablan en voz baja.