Monday, November 12, 2007
Incubación desnatada
Estaba escuchando los planetas cránear el dolor de garganta de su dentadura regalada llegar con la fiebre dentro de mis tripas y con sus mamaderas a todo el que se mueve, todos los catarros y sus pollos doble pechuga en cochecitos de bebés volando entrando por la ventana con Iboprofenos y miel y todos los prospectos en dos panes integrales y con bacterias bailando vals en la leche desde el domingo con olor a naranjas y para cortar con un torniquete el azuloide de la carne su sistema solar avanzado como loco, sus peleas, su cara verde pistacho, sus ojos granates, todos los ladrones de su sonrisa de alelí, agazapados por todas partes como muñecas los encubadores en la penumbra, todos estaban encanutados esperando que pisé descalzo el suelo helado para volarle la sien de un erpes como un beso de trapo de hospital, que coma frutas, que tomé sopa, que se deje de fumar porquerías, que estamos a su lado para lo que fuera todos los vecinos dentro de su saliva revuelta de cristal y de queso provolone con orégano que da vueltas como un boxeador buscando ir a trabajar apoyado por algún xelocatil y con otra cara re-decorada por pastelitos de pastillas de la doctora suplente, de la farmacia, del doctor del policlinic, de la tienda de gotas para los ojos, de antiguas leyendas urbanas y de mi mamá.
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