Cinco veces por semana

Todavía no se va a la basura la historia ya ida entre los papeles de ninguna parte, ni siquiera este texto tiene sentido pero las palabras quieren verte y no les puedo pedir que se vayan, ellas salen como trotando para la rambla y se quedan dando vueltas unos minutos, lo único que asoma algo es la nada mental en su inconcluso viaje a traves de los sentidos donde el cerebro rara vez habla, en esta idea de sonreir a esta interrupción cómica del producto con el problema de tantas páginas tachadas y los extraños entusiasmos que habitan ese espejo donde aparece tu rostro de miel almendras y la prisa en el amor y cada dia como en un borrador como en un boceto en ese mundo creado esa boca esta en otro encanto con otros cabos sueltos y otras angustias calladas en una bella foto devorando otras mismas frases; todavía escribe el silencio definitivamente derrotado en el peor momento devorado por la soledad que siempre escribe en cada versión nueva de la intimidad dirigida a la insulsa nada. Y entre los tantos garabatos la vida y el tiempo ronronean vivos sonrientes ante los ojos de la ruptura que piensa en esa enorme felicidad vivida y en ese temblor de la pureza del ascensor que cinco veces por semana saborea tu belleza.