Ratisalil

Las recetas estaban acabadas sin pasta empujándose apenas entre las maduixas muertes, desde el suicidio lleno de medicamentos caducados las visitadoras sensaciones que son el tiempo se habían ido para otra mesa con otras vainillas y cereales y pescados blancos y andaban con serbatanas con dardos llenos de porotos marrones y negros los silencios con cara de asesinos del este y de pronto, como una mariposa, empapado en un escrito sin un espacio exclusivo para tarot o masajes especiales con Ratisalil y Dr Selby y risoterapia y farfallets de boniatos empezó a elegir el vestido para la entrega de los premios "Planeta" y le gustaba el de papel de garbanzo el de lentejas el de coliflores el de sapos principé el de hojas de coca el de yogures desnatados el de la abuela volando sobre la casa rodeada por las tias y por unos tios que le estaban acribillando con platos con pascualinas con lesmeyunes con arrolladitos de hojas de parra con sandwiches de confitería "Las gaviotas" y caía la noche, venía la loca con la lluvia abierta de piernas como una monja y sus amores celestes y verdes cotorra permanecían entre los licores de la memoria y sus patas de palo entre los estantes y los botones y las infusiones y todos éramos de madera de cármica de encofrado para pizarrón, con pinta de caferata, de violeta, de transa, de vendedor de "Candes Astra" después de tantos garabatos de tantas ideas que no vienen a verlo al fondo de la selva ni en la puerta de la escuela ni dejan un traje ni corbata ni una vaca de pana ni 25 segundos de amor, apenas 25 segundos abrazados salpicados por las telarañas y los platos llenos de moscas gigantes.