el escapado pasa aeropuertos, apreta botones,
se va hasta el horizonte, elude disparos, pinta,
se esconde de los militares, dobla sus caras,
las deja sueltas a disposición de la noche,
que con sus encajes negros va hecha un asesino
un enamorado de caballos, un empresario brillante,
una pareja encantadora, tapa de revista, premio a
la trayectoria y se muestran silbando entre los silencios,
abren lentamente al sol para que aparezca radiante
con su camisa a rayas naranjas y vainillas en el río y
disfrute de su dosis, agradecido por la soledad
que lava sus ropas con su hijo entre los disparos.
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