15.700 pisos

Cruza el barrio entero la tarde húmeda con el planetario dentro del pilot, la tarde agarra crespo hacia el palacio de papel que te separa del estadio, lo da vueltas, sale del 468 como pinocho Vargas, volando escalando los 15.700 pisos hasta verte y comerte con un poco de merengue, ahí estoy para llevarte por todo el aire de Aprahamián mangueras hasta Kundalini y traerte en una ballena, volver supongo a eso de las seis hora de Chile y poco más amour, se vino el agua, volare a ras del clinicas, el sol por hoy quedo muerto definitivamente en la imprenta esperando leer mas tarde el estado del tiempo y poder chupar antes su costillar de sambayón de mil palitos smak y poner luz genital y a cobrar todo lo anotado antes de la primer esquina todo lo dicho sin publicar, desde entonces según el tiempo nada estaba anotado en esto que se pasa toda la vida leyendo observando el servicio de la lentitud su elegancia y todo lo anotado que de momento cada uno va respirando de forma distinta y poco saludable, esto empezó así, desde el otro lado de un minuto, la brevedad en una bolsa de supermercado, un rato de oscuridad, otro absoluto silencio. Empezó con palabras que se cruzaban y que asomabán la punta de la lengua.